domingo, 28 de noviembre de 2010

Amor

Fuiste consumido lentamente por la frialdad de ese ser sin corazón con el que iniciaste el contrato, vendiste tu alma en busca de la felicidad efímera, buscando la alegría donde sólo había tristeza, buscando la felicidad donde sólo encontraras odio, las criaturas de la noche anhelan tu alma, desean tu destrucción y crean tu ruina…Buscas el amor donde sólo encontraras tu perdición

miércoles, 30 de junio de 2010

Por favor, apiádate de mí


-P

or favor-era lo único que ella murmuraba-por favor, apiádate de mí.

Se encontraba hincada a mitad de un cuarto oscuro, en las paredes no tenían ninguna ventana, la única manera de entrar ahí era por una rejilla que se encontraba en el techo. Su ropa, si a eso se le podía llamar ropa, estaba sucia y rasgada, era sólo que una prenda gris sin forma alguna que le llegaba más abajo de sus rodillas. Ella se encontraba sucia, todo su cuerpo estaba lleno de marcas: arañones, cortadas, moretones por los golpes recibidos. Eran las marcas de la violencia ejercida en ella.

Era solo una chica frágil, era pequeña para sus 15 años media solo 1.50, su piel blanca, ahora marcada por sangre y mugre, su cabello largo hasta la cintura, de un color rubio tan claro que parecía de plata, también se encontraba sucio y con sangre, su hermoso rostro tan perfecto como un ángel, sus mejillas rojas por el llanto, sus hermosos ojos azules como el cielo, los cuales se encontraban sin brillo después de tanto sufrimiento, de ellos corrían lagrimas sin control, mientras de su pequeña boca sólo salía una frase en un susurro:

-Por favor, apiádate de mí. Por favor, apiádate de mí.

La habitación sólo se encontraba iluminada por una vela, se encontraba frente a ella en medio de la habitación, apunto de consumirse.

Ella era solo una pequeña la cual por 2 años había sufrido los abusos por parte de unos hombres los cuales habían vendido su frágil cuerpo a quien quisiera poseerlo, sin embargo, ahora su destino estaba marcado, una enfermedad acabaría con su vida al no existir una cura. Era por eso que murmuraba esas palabras:

-Por favor, apiádate de mí.- lo murmuraba bajo, pero a suficientemente volumen para quien se encontraba frente a ella lograra oírla.

Era un chico de 17 años, media 1.80 era muy atractivo, delgado, moreno, cabello corto y rebelde, color negro como la noche, sus ojos grises la miraban con intensidad, se encontraba vestido de negro para poder caminar de noche sin ser notado por los miembros de la pandilla a la que acababa de unirse.

Había saltado a la habitación sin preocuparse por volver a salir, en si lo descubrirían; ellos habían dañado a tan bello ángel, sin preocuparse, sin remordimientos. Él estaba decidido a salvarla pero una palabra acabo con su alma:

-Sida-había murmurado ella por lo bajo.

Ahora él se encontraba frente a ella como muchas otras noches lo había hecho, sin embargo, esta noche sería distinto, no habría marcha atrás, en sus manos, que temblaban sin control, se encontraba una pistola. Ahora haría lo que tantas veces ella le había suplicado…

-Por favor, apiádate de mí. -murmuraba mirándolo al rostro mientras las lagrimas bañaban su rostro.

Él acercó el arma hasta tocar la frente de ella.

-Gracias-la oyó murmurar antes de tirar del gatillo.

Vio que todo sucedía en cámara lenta, ella caía hacia atrás, poco a poco se fue formando un charco de sangre que rodeaba su cuerpo, pero en su rostro había paz y una sonrisa, en su frente un pequeño agujero por el que se escapaba la vida, por el que se escapaba de este mundo de sufrimiento y dolor.

Las manos de él temblaban con fuerza pero aun así logro controlarse para llevar la pistola a su boca para darle un beso helado el cual acabaría con su sufrimiento, su vida ahora ya no tenia sentido, en su cabeza aun resonaban sus palabras.

-Por favor, apiádate de mí. Por favor, apiádate de mí.-ella quería que él acabara con su sufrimiento.

Ahora él haría lo mismo, sin ella, ya nada tenia sentido, tiró del gatillo mientras que el ruido se escuchaba por toda la habitación y fuera de está, la vela se apago al igual que las vidas se había extinguido dejando todo en una terrible oscuridad, dejando en oscuridad dos cuerpos sobre un enorme charco de sangre.

Fin

martes, 13 de abril de 2010

Hermosa princesa...



Caminabas entre la blanca nieve,
tu hermoso vestido negro contrastaba con tal blancura...
Como cobarde me oculto
mientras oigo que mi corazón late cada vez más acelerado,
quiero verlo, necesito verlo...
Nunca volviste princesa,
nadie más te vio princesa...
Nunca volví,
nadie más me vio entre la nieve...
Y de ti, mi hermosa princesa, quedo eso que tanto anhelaba ver...
El hermoso carmín de tu sangre en la nieve...

sábado, 10 de abril de 2010

Ideas sueltas (parte 1)


Tus oscuros ojos me miran sin decir nada, tus delgados labios se abren sin dejar escapar sonido, aunque yo hable se que no me escucharas, aunque yo te mire se que ni cuenta te darás, que caso tiene amarte, si en la primera oportunidad te perderé.

¿Por qué escribo siempre en pasado? Porque ni en mi presente ni en mi futuro te veo…

Son los ojos de la princesa por lo que el ladrón daría su vida.

Encuentra en el reino oscuro, cada noche, cada pieza, cada minuto, de esa vida que negaste al abandonar el mundo.

Soy el dios que abandono la inmortalidad por perseguir un sueño, un sueno que para mi desgracia se volvió pesadilla.

jueves, 8 de abril de 2010

Olvido


¿Y sí pudiera olvidar todo?
Olvidar a los que quiero, olvidar a los que odio, olvidar a los que amo,
amanecer en un lugar distinto, con personas distintas.
Si tuviera la oportunidad sería feliz...
Por un instante, por un minuto, por un segundo.
No me bastaría ser libre, no estar atada a un pasado,
de una y mil maneras me sabotearía,
me encargaría de correr directamente al pasado del que huyo,
escaparía de esa felicidad que no conoceré nunca debido a mi miedo a desaparecer,
de no ser nadie y de creer que lo mejor...
Que lo mejor siempre se encuentras en el imposible pasado.

martes, 6 de abril de 2010

(Temporalmente sin título)


Una dulce caricia en tu mejilla,
tu bonita sonrisa bañada en lágrimas,
¿tu alegría es tanta qué empieza a doler?
Ni tú lo entiendes...
Tus ojos muestran lo que tus palabras ocultan,
tu sonrisa contrasta con tus verdaderos sentimientos,
¿Es amor o es odio lo que sientes?
Da igual...
Al fin y al cabo ambos son lo mismo.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Canción del tiempo...


Estamos atorados en un vórtice que nos devora, el futuro con el que nuestros padres sueñan para nosotros, no existe.
Buscamos lentamente la redención por un pecado que nunca cometimos, buscamos la salvación de las pesadillas que nos acechan en esas noches oscuras…
El pasado nos persigue y nos impide huir de él, cada luz de alegría es para recordarnos lo abismal que es la oscuridad que nos envuelve, son los dulces momentos los que vuelven más dolorosa la herida… La dulce plegaria hecha para nosotros, es una vil burla para el destino que nos persigue… Anhela, sueña, llora por una felicidad que nunca será tuya, pide un deseo que nunca se volverá realidad y al final de todo, bellísima criatura… ven a morir en la oscuridad eterna, en el mismo lugar donde te espero…
(Yo no permitiré que mis pesadillas se vuelvan realidad.)

martes, 30 de marzo de 2010

Inmortal


¿Qué te hace creer que la inmortalidad es algo divino?

No es más que un castigo que me embarga por las noches…

Lentamente, cada día, cada hora, no hay nada que hacer más que mirar al pasado.

A quienes quería, todos a los que he amado…Se han ido.

He perdido todo, trascendí el tiempo, deje atrás mi época, y con ella mi corazón y mi felicidad.

La inmortalidad es el castigo de aquellos que no supimos apreciar lo que teníamos, aquellos que deseamos más de lo que merecíamos.

¿Valió la pena?

El día nos odia, la noche de nosotros se avergüenza.

Lentamente, todo lo que teníamos, todo lo que anhelábamos, se alejó, poco a poco quedó más lejos de nuestro alcancé, más lejos de lo que pudimos haberlo imaginado.

Ya no hay nada….

Finalmente…No somos nada…

Esta noche…Soy el único que anhela la muerte.